ESPERANDO A JESÚS
  LA FAMILIA
 
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¿A QUIEN QUIERES MAS: A PAPA O A MAMA? 

 

En conjunto, la madre y el padre deben ganarse el respeto y el cariño de su(s) hijo(s). Laura anda con la onda de las discotecas. A su papá no le parece nada bien la idea de que su hija regrese a casa más tarde de las 12:30 de la madrugada, sobre todo porque al día siguiente tiene examen.

Mantiene una larga, y por momentos áspera discusión con su hija y al final, la decisión paterna prevalece: Regresa temprano, y punto.

Laura, con un gesto de impotencia, dirige la mirada hacia donde se encuentra su mamá, en espera de que ella le guiñe el ojo para con esto confirmar que otra vez se saldrá con la suya.

Laura está segura de que ya tendrá por la noche una cómplice que le cuide la espalda al llegar más tarde de lo estipulado por su papá y... ¿adivinen quién será esa cómplice? ¡Nada menos que su mamá!

Si en esos momentos alguien le pregunta a Laura: ¿A quién quieres más: a tu papá o a tu mamá?, de seguro que, al menos por la emoción del momento, no dudaría en preferir a quien responde como a ella le conviene, sin pensar en que tal vez, el que en verdad tiene la razón, y la cuida porque la quiere, es su papá.

 

Las consecuencias

Sucesos como estos pueden propiciar desacuerdos entre los cónyuges y situaciones de conflicto en familia.

A Laura, le resulta fácil percibir por dónde puede convencer a sus padres, como quien dice, por dónde doblan el brazo, ya que les tienen bien tomada la medida. Este conocimiento que tiene de sus papás, le permite aprovecharse de las circunstancias para así imponer su voluntad.

Parece una contradicción pero, en estos casos, el papá consentidor que no se porta congruente con las normas impuestas en casa, y que además va en contra de lo que opina el cónyuge, lejos de complacer totalmente a sus hijos, más bien los decepciona.

A primera vista, los hijos sí parecen quedar satisfechos por el permiso conseguido, pero en el fondo, perciben que algo no anda del todo bien en el hogar. Obviamente se dan cuenta de la falta de armonía que existe justamente en la pareja que tiene el deber de educarlos. Son los padres de familia quienes deben brindar seguridad, cariño y formación integral a los niños.

Cuántas veces los adultos juegan con frases como éstas: ¿A quién quieres más: a papá o a mamá? ¿Quién es más regañón? ¿Qué pensarán esos niños? Un niño normal, en un hogar normal, contestará que los quiere igual a los dos, tanto como ellos lo quieren a él.

Cuando papá y mamá unen esfuerzos y caminan en la misma dirección, su autoridad como padres de familia surge natural. Entonces se da una familia armoniosa, unos hijos que saben de antemano lo que sus padres esperan de ellos y viceversa.

 

Para buscar la armonía familiar

1. Siempre que surjan discusiones, habrá que hacerlas en privado, nunca delante de los hijos.

2. No se debe tomar a ningún hijo como cómplice. Evitar frases como no se lo digas a tu mamá, sino por el contrario, poner especial atención en reafirmar la autoridad de la pareja en todo lo que se presente.

3. Los padres deberán dejar entrever lo mucho que se aman delante de los hijos, por medio de algunas frases cariñosas y detalles de atención.

4. No contradecir al cónyuge delante de los hijos, mucho menos si se trata de temas que atañen a la formación humana de los chicos.

5. No convertir a la pareja en el ogro y la bruja: ya verás cuando regrese tu papá, cómo te va a ir, le voy a decir a tu mamá. De esta manera no se logra el cariño y respeto de los niños.


 

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FINANZAS, CUANTO ANTES APRENDAN MEJOR 

Los adultos, por diversas razones, tenemos la tendencia a aislar y "proteger" a nuestros hijos de los problemas económicos. Y eso no está mal, según dicen los expertos en finanzas. Pero tampoco hay que ser más papistas que el Papa: no enloquecer a nuestros hijos con cuestiones financieras no significa que debamos dejarlos en la más absoluta ignorancia sobre esos.

La escuela no lo enseña

Mucho más cuando las escuelas no se ocupan de la cuestión, dice Mike Kidwell, vicepresidente de Myvesta, una organización sin fines de lucro dedicada a las finanzas personales. "En la escuela nos enseñan desde cómo el sol da calor a la tierra a cómo calcular la superficie de un círculo, pero no nos enseñan el ABC del dinero", sostiene.

Por ello, es fundamental que los padres los introduzcan desde pequeños en el mundo del dinero. Incluso antes de que empiecen la escuela, se les puede enseñar las distintas monedas y sus valores relativos.

Si el niño tiene menos de 10 años, se le puede explicar que un cajero automático (ATM) no nos da dinero mágicamente. Asimismo, debemos explicarles cómo funcionan las tarjetas de crédito, para que comprendan que las cosas no se compran simplemente pasando un trozo de plástico por una maquinita.

Una mensualidad es importante

Cuando los niños comienzan a ir a la escuela, es bueno darles una suma semanal o mensual. Esa es una gran oportunidad para formarlos sobre el ahorro. Una buena técnica es ayudarlos a fijar un objetivo: algo que anhelan comprarse y para lo que necesitarán ahorrar.

Incluso podemos ayudarlos a hacer los cálculos de cuánto pueden gastar del dinero que les damos y cuánto necesitan guardar semanalmente para llegar a la meta. De esa forma, estarán incorporando en forma temprana y agradable la administración de los fondos y comprendiendo por qué es importante ahorrar.

Si el objetivo es algo lejano, se pueden fijar pequeñas metas intermedias que incluyan algún tipo de premio. Por ejemplo, si necesitan reunir 60 dólares, podemos decirles que por cada 10 que logren juntar nosotros les daremos otros dos. De esa manera se agregan incentivos de corto plazo que contribuirán a renovar el entusiasmo.

Planificación de gastos

Esta misma práctica puede servirnos para inculcarles el tema de la planificación de los gastos: luego de definir cuánto se puede gastar y cuánto ahorrar, ayudémoslos a conformar una lista con las cosas que querrían comprarse, con su correspondiente valor.

Una vez hecha la suma, si el dinero no les alcanza para todo lo que querrían (como es de esperar), incentivémoslos a que asignen prioridades. Después de todo, en la vida, nadie que no se llame Bill Gates puede comprarse todo lo que quiere en el momento que le apetece.

Las alcancías son un buen aditamento, ya que les aportan un objeto físico bajo su cuidado en el que pueden ir sintiendo cómo se acumulan sus ahorros.

Abrir una cuenta de ahorros en el banco, en la que pueden depositar el dinero que reciben de regalo en su cumpleaños o vendiendo limonada en el jardín, es también una buena alternativa.

Una lección sobre intereses

Esto nos dará la oportunidad para mostrar a nuestros hijos cómo el dinero en sí puede generar dinero. La mayoría de los bancos suelen tener una tabla de intereses compuestos que, con un poco de explicación, puede ayudarles a comprender los rudimentos de ese mecanismo financiero.

Otro aspecto importante de las finanzas que deben incorporar es el de la inflación. Para los que coleccionan Archives u otros comics, bastará con reunir varios números, ordenarlos por año e ir mostrándoles cómo el precio de tapa ha ido subiendo con el tiempo.

Si las revistas no están en casa, se puede conseguir idéntico resultado acudiendo a la biblioteca del barrio y pidiendo una colección de revistas o diarios, tal vez comenzando con un ejemplar del año de nacimiento del niño.

Y por supuesto, no deberos olvidar inculcarles los riesgos del despilfarro. Una cosa es querer "lo mejor" para los niños y otra consentir a que incurran en gastos desmedidos.

"Junior podrá sobrevivir sin el último par de zapatillas de 100 dólares", dice el experto en finanzas Eric Tyson.

Puede que en el momento del "no" no queden muy contentos, pero con el paso de los años nuestros hijos nos agradecerán el haber tomado esa decisión, afirma.


 

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SI QUIERES SER UN BUEN PADRE SE UN BUEN ESPOSO

 

Enseñale a tu hijoEl último libro de Piero Ferruci, "Nuestros maestros los niños" ya ha sido traducido a 11 idiomas. Allí él dice: "Ha hecho falta tiempo, pero al final me he dado cuenta: la relación con mis hijos pasa a través de la relación con mi mujer. No puedo tener con ellos una buena relación si mi relación con ella no es buena".

La experiencia clínica de Ferruci le ha demostrado que "cada ser humano es el resultado de la relación entre dos individuos: su padre y su madre. Y esa relación sigue viviendo dentro de nosotros como una armonía bellísima o como una laceración dolorosa. La relación entre nuestros progenitores -dice Ferruci- nos constituye en lo que somos.

Y esto es verdad también en la época de la familia dormitorio, de los progenitores single, de la fecundación artificial, de la manipulación genética, de los vientres de alquiler, de los bancos de espermatozoides. Un niño siente con todo su ser la relación entre sus progenitores, sea cual sea, la siente en sí mismo. Si la relación está envenenada, el veneno circulará por su organismo. Si la atmósfera no es armoniosa, crecerá en la disonancia. Si está llena de ansias e inseguridades, también su futuro será incierto”.

La conclusión entonces parece clara: si quieres ser un buen padre, sé un gran marido. Si quieres ser una buena madre, sé una gran compañera para tu marido. Esto que parece simple, en la práctica no lo es. ¿Por qué? Ferruci responde en primera persona, con gran humildad:

"A veces he olvidado esta realidad. He tenido demasiada confianza. Sabiendo que nuestra relación va bien, la he dejado allí". Abandonada la relación a su propia suerte, pronto aparecen los disgustos, las recriminaciones.

Cuando un matrimonio reacciona a tiempo y recupera lo bello de su amor, los primeros en darse cuenta son los hijos. Y cuenta su propia experiencia, después de una temporada en que, obsesionado por escribir sus libros, comenzó a levantarse a las 5 de la mañana y a pasar el día rabiando por el ruido y las interrupciones:

Enseñale a tu hijo"Comencé a sentirme deprimido, algo no andaba bien. Al fin comprendí lo que sabía pero no quería admitir. El orden de mis prioridades estaba equivocado.

Decidí devolver a Vivien, mi mujer, un marido que no se cayera de sueño. Después ocurrió algo sutil y sorprendente. Mejoró la relación entre Emilio y Vivien. No es que fuese una relación mala, pero había algo que no me gustaba. A menudo Emilio era descortés con ella y hablaba conmigo como si Vivien no existiera, ignorándola como el machista más encallecido. Después lo he entendido: Emilio me mostraba cuál era mi actitud hacia Vivien... Era yo quien la transformaba en una sombra. Por fortuna me di cuenta a tiempo".

¿Cómo mantener y mejorar constantemente la relación conyugal? Este autor italiano es un gran romántico y cree que la fuente de amor para los esposos radica en el recuerdo de sus mejores momentos.

"Al contrario de lo que muchos piensan, yo creo que el hecho de enamorarse es el instante más auténtico de la relación entre dos personas; es cuando ellas ven que todas las posibilidades se abren ante ellas, cuando tocan la esencia y belleza del amor... Ante los ojos de mi mente desfilan nuestros momentos más luminosos: el primer paseo juntos, la decisión de casarnos una tarde de septiembre, Vivien que acude a recibirme al aeropuerto un día de lluvia... el concierto durante el embarazo de Emilio... etc.

Todo eso es el origen, la fuente: el lugar en que todo va bien y es perfecto. Resulta positivo regresar de vez en cuando a los orígenes y beber de aquella fuente de agua pura".

 

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CRIANDO AL HIJO DESOBEDIENTE

 

Su meta número uno es la de comenzar a desarrollar un ministerio en su hijo o hija, uno por medio del cual Jesús pueda transformar la vida de él o ella.

Esto no puede ilustrarse de manera más vívida que con el encuentro de Jesús con la mujer en el pozo (Juan 4:1-26). Como usted recordará, Jesús estaba sentado junto a un pozo cuando una mujer de Samaria se aproximó. Él le pidió de beber. En aquellos días, los judíos y los samaritanos no se asociaban para nada. Además, estaban prohibidas las conversaciones públicas entre hombres y mujeres que eran extraños entre sí.

Pero Jesús rompió todas las reglas hechas por el hombre. Él sabía que la mujer había tenido cinco esposos. Él sabía que ella necesitaba del agua de la vida eterna, la cual sólo Él podía dar. Así que en vez de hacer lo que era políticamente correcto, en vez de no hacerle caso como a una ramera, Él le ministró de acuerdo a la necesidad de ella. Él conocía su necesidad y la trató de tal modo que ella pudo recibir de Él y ser bendecida. La preocupación número uno de Jesús era la salvación de la mujer y su liberación del dolor.

Su hijo o su hija desobediente está sufriendo, y tiene una intensa necesidad de Dios en su vida. Sí, cuando él o ella se está portando mal, su comportamiento es errado y se debe tratar, pero dentro de ese cuerpo hay un niño o una niña herido que sufre. No es necesario que usted lo mime o le facilite las cosas, pero ese hijo necesita su ayuda. ¿Está usted preparado para proveerla?

Puede ser difícil para los padres cambiar la manera en que enfrentan al hijo desobediente. Para muchos, la relación se ha convertido en una batalla. La mayor parte de la comunicación ha tomado la forma de discusiones o de intentos por disciplinar. Para ayudarle a usted a transformar su actitud hacia el tratamiento de ese cáncer, de una actitud basada en la ley a una basada en la gracia, trate de comprender las acciones de su hijo o hija. ¿Cuáles son las razones detrás de la locura en su vida?

La disciplina todavía sigue siendo necesaria en la crianza de los hijos. Pero por ahora es importante orar acerca de cómo Dios quiere que usted discipline a su hijo o hija. Recuerde que existe un componente espiritual en el comportamiento de él o de ella. ¿Qué lecciones espirituales pueden enseñarse a través de la manera en que usted disciplina? Otra manera de pensar en ello es que la forma en que usted reacciona al comportamiento de su hijo puede impactar en la forma en que él ve a Dios y su relación con Dios.

 

Entendiendo a los adolescentes

Cuando yo era joven, mi padre fielmente llevaba a la familia de viaje a las montañas. A menudo, mi tío se nos unía y nos llevaba a cazar, a pescar y a acampar. Empacábamos todo en el automóvil a las cinco de la mañana y viajábamos a las montañas sin importar cómo estuviera el tiempo, con nieve, con lluvia o con sol. Un día, las dos familias juntas planearon un viaje para ir a esquiar. Con dos automóviles y diez niños, comenzamos tarde y viajamos durante dos horas antes de detenernos para la cena y registrarnos en un hotel de la localidad. A la mañana siguiente, una tormenta de nieve muy fuerte azotó la zona. Era extremadamente difícil ver hacia dónde íbamos, pero estábamos determinados a encontrar el centro vacacional de esquí y esquiar. Condujimos cuesta arriba y a través de valles y varios pueblos buscando la ladera de esquí a través de la nieve. Literalmente pasamos el día en el automóvil.

Finalmente, mi papá decidió darse por vencido y regresar al hotel. Al aproximarnos, vimos algo muy interesante, había una ladera de esquí cruzando la carretera. Todo el tiempo nos habíamos esforzado al máximo para encontrar nuestro destino, pero la nieve, la confusión de diez niños y el hecho de nunca antes haber estado en la zona hizo muy difícil que encontráramos el camino. Esta experiencia es muy similar a lo que los adolescentes experimentan.

Su hijo o su hija está tratando con todas sus fuerzas de encontrar su camino para abrirse paso en la adolescencia. Está tratando de entender quién es, pero una tormenta de nieve está cayendo por todos lados a su alrededor, nublándole el camino.

Por supuesto, cada niño es diferente, pero la mayoría de los adolescentes cambian muchas veces de dirección. Usted lo verá en su comportamiento, o notará cómo cambian de parecer con frecuencia. Parecen hacer cosas opuestas casi a diario. Un momento se vestirán de cierta manera, escucharán a un tipo de música en particular, o andarán con un cierto grupo de amigos. Al siguiente momento, todo eso habrá cambiado.

Un adolescente está tratando de separarse de su yo infantil, para llegar a ser adulto. Algunas veces esto significa separarse de usted, el padre o la madre. Probablemente su adolescente está tratando de entender qué versión de sí mismo "encaja" en el mundo. ¿Qué clase de vida quiere desarrollar y continuar llevando? Tal vez usted note que no le gusta estar con usted en público, y quiere mostrarle cada vez menos afecto. Más que nada, esto es sólo una señal de que está creciendo y llegando a la vida adulta.

Su trabajo y su responsabilidad son ayudar a su hijo o hija a pasar por la adolescencia. Pero la pregunta del millón de dólares es:"¿Cómo?" Muchos padres no tienen ni idea acerca de lo que sus hijos necesitan a fin de llegar a convertirse en jóvenes adultos. Sí, existen ciertas cosas que no queremos que nuestros hijos hagan y otras que desearíamos que estuvieran haciendo. Pero algunos padres reaccionan de manera exagerada ante las malas elecciones de sus hijos adolescentes. Pierden de vista todo el panorama. Un ejemplo de mala conducta relativamente poco importante tiene menor efecto a largo plazo en el adolescente, que su aprendizaje para llegar a ser un adulto independiente y maduro.

He escuchado innumerables quejas acerca de los hijos y de su comportamiento. Algunas veces me sorprendo de manera increíble, no a lo que el adolescente hace, sino a lo que los padres piensan que es malo. Una vez me llamaron a una reunión con una mamá que estaba desesperada por hablar con alguien acerca de su hijo. Ella estaba en estado de pánico y extremadamente preocupada por su Jimmy. Yo tenía la impresión de que el muchacho estaba a un paso de ser arrestado y llevado al centro de detención juvenil. Una vez que nos sentamos y nos pusimos a conversar, supe que ella estaba disgustada porque su hijo no asistía a la iglesia. Sí, la iglesia es importante. Pero en este caso, no era una señal de rebeldía consumada.

Al mismo tiempo, lo que hace que la crianza de los hijos sea una labor tan difícil es que es un error pensar que el comportamiento de un hijo desobediente no es grave. Cada cierto tiempo, escucho a alguien decir: "Mi hijo está pasando por una etapa. Ya la superará". No existe el comportamiento rebelde inofensivo. Una vez más, no toda señal de rebeldía es el fin del mundo, pero debe tratarse de inmediato. No se la puede pasar por alto por seis meses, ni siquiera por seis semanas o seis días. Cuanto más pronto reconozca los problemas y comience al menos a orar por soluciones y remedios, tanto mejor. Esto no sólo le evitará a usted permitir que las cosas se le escapen de las manos, sino que también le ayudará a desarrollar un hábito de ser proactivo cuando se trata de sus hijos. Ellos pronto entenderán que mamá y papá están desarrollando su labor de padres, y usted no perderá nada.

Es importante orar por discernimiento acerca de la causa de la rebeldía de su hijo o hija. ¿Ha causado la rebeldía alguna situación familiar? ¿Puede él o ella estar actuando de acuerdo a los problemas particulares que existen en su familia? Se requiere valor para reconocer la posibilidad de que su familia tenga problemas serios. Para ayudar a identificar un patrón de que su familia podría estar funcionando mal, retroceda en sus pensamientos y recuerde cómo eran las cosas en su familia cuando usted estaba creciendo. Si había algún tipo de disfunción en su propia niñez, existe una buena probabilidad de que ahora, hasta algún punto, también exista en su familia. Si es así, sería sabio buscar ayuda externa. Cualquiera que sea la razón para el comportamiento del hijo desobediente, usted debe preguntarse: "¿Se trata de una expresión externa o es una batalla interna?"

 

¿Qué es ser desobediente?

Cada niño y cada familia es diferente, así que depende de usted decidir qué constituye rebelión para su hijo o hija. Tal vez sea necesario evaluar la situación y decidir qué batallas va usted a librar primero.

Si su hijo o hija se fuga, toma drogas, y está teniendo relaciones sexuales, usted tiene razón. Él o ella es rebelde. Lo primero que se ha de hacer es una lista de las cosas que usted cree que están haciendo de su hijo un muchacho desobediente. Una vez más, esto variará de familia a familia.

• ¿Es respondón?

• ¿Es sexualmente activo?

• ¿Es grosero con usted y/o con su cónyuge?

• ¿Se fuga?

• ¿Está viviendo con otra persona y no se comunica con usted?

• ¿Está involucrado en alguna secta?

• ¿Tiene tendencias suicidas?

• ¿Es adicto a las drogas? ¿Al alcohol? ¿A otra cosa?

• ¿Está en alguna pandilla?

• ¿Está en la cárcel? ¿Tiene amigos criminales?

Elabore su propia lista, y sin importar si ésta es corta o larga, comience a colocar los problemas de acuerdo a su prioridad. ¿Hay uno o dos entre éstos que son más crítico que los demás? ¿Es alguno de ellos la causa de otros problemas? Es importante que usted los identifique con claridad y anote los problemas. Esta lista será invalorable a medida que aprende cómo Dios puede ayudar a su hijo desobediente y a su familia.

Asimismo, Satanás es el maestro del engaño y de hacer ver las cosas como no son, y usted podría descubrir que él ha hecho aparecer las cosas peor de lo que en realidad son.

 
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